miércoles, 8 de agosto de 2012

LA SEXTA CARACTERÍSTICA DE LA POESÍA MODERNA





La sexta característica de la poesía moderna está tomada de un libro clásico sobre el tema: La estructura de la lírica moderna de Hugo Friedrich. Se trata del fenómeno denominado disonancia. ¿En que consiste? El poema tiende a producir en el lector una suerte de “hechizo” unido a una sensación de ininteligibilidad o de incomprensibilidad. Es decir, el receptor se identifica afectivamente con el mensaje que ha esbozado el poeta, pero no puede descifrar con precisión el sentido que se desprende de los versos. Un ejemplo clave está en Trilce XXV:
Alfan alfiles a adherirse
a las junturas, al fondo, a los testuces,
al sobrelecho de los numeradores a pie
(1).

Obviamente, el poema de César Vallejo hiere la sensibilidad al lector, lo “hechiza” debido a la hiriente potencia que manifiesta la asociación de fonemas y significados; mas el receptor está en dificultades para precisar el significado del texto.


También en la poesía de Stéphane Mallarmé se percibe ese fenómeno. Las palabras “atrapan” al lector, pero exigen de este una ardua imaginación para reconstruir el hilo significativo del discurso poético. Lo que sucede es que el poeta moderno (por ejemplo, T. S. Eliot en Tierra baldía) tiende a crear su propia simbología; en cambio, un poeta renacentista como Garcilaso de la Vega toma sus tópicos de la antigüedad grecolatina (el carpe diem, por ejemplo) y permite que el lector pueda desambiguar el sentido del mensaje.
Indudablemente, hay antecedentes de la disonancia en la poesía barroca de Góngora, pero en la lírica moderna (a partir de Charles Baudelaire) la mezcla de “hechizo” e incomprensibilidad se intensifica y hace del acto de leer un poema un acto esencialmente creativo.
NOTAS
(1)El verbo "alfar" significa, según el diccionario de la Real Academia Española, "levantar demasiado el caballo el cuarto delantero, en los galopes u otro ejercicio violento, sin doblar los corvejones ni bajar las ancas".

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