lunes, 2 de julio de 2012

LA PRIMERA CARACTERÍSTICA DE LA POESÍA MODERNA


En un artículo anterior me referí brevemente a siete características de la poesía moderna. Un lector me pidió que desarrollara con mayor amplitud cada una de estas particularidades. Recordemos. La primera característica es que la poesía moderna, desde Baudelaire hasta nuestros días, no tiene un fin didáctico. En la relación entre maestro-alumno debiera preponderar la claridad (la perspicuitas, en términos de la Retórica clásica) en cuanto al empleo del lenguaje, es decir, se elimina la ambigüedad. Si una explicación en el aula está teñida de ambigüedad, constituye una elucidación estéril, pues genera confusión en el discípulo. Además, jamás este último puede poner en duda la autoridad del profesor, quien establece las pautas sobre la base de las cuales se desarrolla una asignatura y no deja un margen amplio de libertad para el alumno. El poema moderno es una rotunda negación de la estructura anterior: no respeta el principio de claridad y está lleno de una profusa ambigüedad (desde Arthur Rimbaud y los vanguardistas) que, incluso, llega a la gran complejidad formal (los encabalgamientos y el uso caprichoso de las preposiciones en la poesía de Mallarmé, por ejemplo). Si bien todo poeta moderno intenta generar una atmósfera, deja un amplio margen de libertad al lector para que este pueda emplear su imaginación e incluso pueda optar, a veces, por desmitificar la idea del poeta como un “demiurgo” que se sustenta solo en la inspiración. Baudelaire puede configurar escenas grotescas e incluso configurar un yo poético en la urbe en la mayor orfandad, percibiendo mendigos y seres marginales que pueblan las calles de París. Así descree de esa imagen de autoridad que se respira en la literatura didáctica, la cual busca difundir valores morales al lector. Rimbaud se enfrenta a prototipos cristianos en Una temporada en el infierno. Mallarmé no desea explicar nada al lector ni enseñarle actitudes; sugiere una determinada atmósfera con el fin de incitar a que el lector coopere activamente para completar el sentido del poema.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EXCELENTE!!!